El martes de Letras en Sevilla se repartió entre dos voces; dos memorias de dos hombres supervivientes: Arturo Barea, el hijo de la lavandera, y el doctor Uriel, un joven estudiante de medicina. Ambos contaron su visión desgarrada, lúcida, emocionante, de la Guerra Civil.
Hoy, 80 años después, los hemos recuperado para recordarlos de la mano de Ian Gibson, que ha dedicado su exposición a La forja de un rebelde, y Sento Llobel que junto con su mujer, Elena Uriel, nos han emocionado hablando del protagonista del cómic, Pablo, el Dr. Uriel.
Ian Gibson, presentado por Aurora Barea
- Aurora Barea dice de Gibson que es “libre como un pájaro; en disposición de volar en cualquier momento y cualquier dirección”.
- Aurora Barea: “A veces fabulo con un encuentro entre Lorca y Gibson, paseando por una alameda en sombra”.
- “He venido muchas veces desde Granada. Para los barcos de vela Sevilla hay un camino, para los barcos de Granada, sólo los suspiros”, dice Ian Gibson.
- “Me gusta improvisar, hablar con el público, pero he traído un texto y lo voy a leer, luego podremos tener un contacto más personal”.
- “Siempre que hablo en público me acuerdo de Lorca que decía “tengo la impresión de haberme equivocado de puerta”.
- “Leí en español a Barea en la Edición de Penguin colección debolsillo contemporánea. Me gusta leer libros en ediciones hermosas.
- “Gerald Brenan me confesó: Nunca escribiré en español, pues afectaría a mi estilo en inglés”.
- “Me enfrento cada día, al escribir en español, a centenares de palabras con matices semánticos diferentes. Te ahogas porque puedes cometer errores continuamente”.
- “Cuando escribo en castellano, escribo lo que quiero decir, por eso no quiero que me traduzcan”.
- “La forja, de Barea, trasmite la experiencia infantil mediante el recurso de usar la voz del niño en presente histórico”.
- “El presente histórico de Barea es una novedad como recurso, una de las grandes aportaciones a la historia de la literatura española”.
- “Barea no olvida los horrores de Annual; el olor de los cadáveres le impedirá comer carne el resto de su vida”.
- “Es muy español quedarse ciego por saltarle un ojo al vecino”.
- “La mujer de Barea. Ella tiene un largo curriculum como antifascista. Habla 5 idiomas y consigue mucho poder en el departamento de prensa. John Dos Pasos y Hemingway eran conocidos de Barea y su mujer”.
- “Brunete solo es ya un montón de ruinas. Raro destino. Vivo era desconocido; muerto forma parte de la historia de España”.
- “Lo que espero, en el caso de Barea, es que algún día tengamos la gran biografía, que nos complete el retrato de uno del os autores más valiosos de la primera mitad del siglo XX”.
- “Por el momento, hay pocos apoyos, porque escribir una biografía cuesta mucho dinero. Hacen falta muchísimas biografías e investigaciones”.
Arturo Pérez-Reverte pregunta a Ian Gibson: “Como extranjero, habiendo leído a Barea, ¿qué pone de manifiesto de malo o bueno del alma española la Guerra Civil?” “¡Uf, qué pregunta! Supongo que hubo de todo en la guerra civil española. En el caso de Uriel, la humanidad. La gran mayoría de la gente en la guerra es gente normal, atrapada en uno u otro lugar e intentando siempre sobrevivir”. - “Anoche no salió la palabra “fanático”, me sorprendió. La palabra cainita sí salió, sin embargo. Supongo que los fanatismos surgen en estos conflictos y matan más que las ideologías”, dijo Gibson.
- “La asignatura pendiente de las cunetas es un asunto gravísimo”.
- “Franco es el mayor asesino español de todos los tiempos y esta enterrado bajo la cruz de Cristo, con flores frescas cada mañana. Me parece terrible”.
- “Creo que a Lorca no lo mataron limpiamente, contra un paredón. Ocurrió en el campo, donde torturaban. En el caso de Lorca, que era odiado por homosexual, debió haber tortura, mofa… Y eso se podría ver en los restos. Queremos saber dónde está”.
- “Lorca es el poeta más traducido de todos los tiempos”.
- “Lorca, con una obra tan llena de ternura, con esa muerte, es injusto. Me cuesta trabajo perdonar a los amigos de Lorca”.
Sento Llobell y Elena Uriel
- Sus hijas le regalan al sexagenario doctor Uriel el primer libro de sus memorias, que ellas mismas se encargaron de editar. El apoyo de Ian Gibson, con su prólogo, fue fundamental para poder difundirlo.
- Pérez Reverte pide a Eena y Sento: “Contad la anécdota del soldado que le salvó la vida al doctor Uriel.”
- Sento: “El cabo Mir, cuando él ya está en la fila donde los van a fusilar, le da un culatazo y lo saca de la fila. Pablo Uriel se pasó toda la vida buscando al cabo Mir, que le salvó la vida, pero nunca lo encontró”.
- Elena: “Mi padre, muy afable, creo que tenía el alma muerta. Quien baja al infierno y regresa, ya nunca vuelve a ser la misma persona”.
- Ian Gibson pregunta: “¿Cómo hacemos para hacer llegar este libro a los jóvenes?
- Sento: “Nosotros hacemos las presentaciones del libro en institutos, y en nuestra web tenemos material didáctico especialmente elaborado para los profesores”.
- Elena:” Mi padre salió de su casa un día y volvió 1.000 días después sin entender lo que le había ocurrido. Sólo sabía que había sobrevivido. Se pasó la vida leyendo sobre la guerra civil para poder entender”.
- Sento: “Lo que más me impresiona de las memorias de mi suegro son las reflexiones, que coinciden plenamente con todo lo que se ha hablado aquí en letras en Sevilla estos días”.