18 May 2017

Un merecido homenaje a la memoria y la visión de Almudena Grandes

La mañana tuvo la herida de la ausencia de Paul Preston, pero el merecido homenaje a la memoria de los que dejaron su patria por defender su ideología luchando en la nuestra, compensó de alguna manera el inevitable hueco del hispanista. Ian Gibson, Arturo Pérez-Reverte y Antonio Molina Flores, moderados por Jesús Vigorra, nos ofrecieron una visión poliédrica e internacional del conflicto.

Por la tarde Almudena Grandes reinó en la sede de Cajasol. Su voz borrascosa y templada hilvanó con un hilo de dulzura lúcida y segura su visión nunca imparcial (“porque no quiero ni creo que deba serlo”) de la guerra y la posguerra.

Mesa redonda: voluntarios, periodistas y espías. Extranjeros bajo el fuego. Arturo, Ian Gibson, Antonio Molina Flores

  • P-R: “Los corresponsales que contaron la guerra, Capa, Hemingway, eran pro- republicanos, pero al ver cómo evolucionó la guerra, alguno, como Dos Passos, se enfrió, y otros se lo reprocharon. Aunque todos ellos resaltaron siempre el valor del pueblo”.
    Antonio Molina: “No fue una guerra civil, fue militar, cuando Preston habla de holocausto español, habla de la teoría del exterminio, presente desde el inicio de la guerra”.
  • P-R: “Lo que quiere el franquismo es exterminar la otra España, no vencer”.
  • Gibson: “Hay una usencia de biografías en España, por eso no conocemos bien a nuestros autores; a nuestras personalidades”.
  • Gibson: “Cuando recuerdo a Machado, el andaluz tranquilo y dialogante tengo la impresión de que los españoles hoy hablan demasiado y demasiado alto de cosas que no tienen importancia”.
  • Gibson: “Hace falta más diálogo y más tranquilidad. Poca gente apunta las recomendaciones de libros, y ese acto de recomendar es algo que debería tomarse por los demás más en serio”.
  • Gibson: “La dimensión de la tragedia de la Guerra Civil se hace patente en la historia de los hermanos Machado”.
  • Almudena desde el público: “No olvidemos a mujeres fundamentales: “Elena Fortún, autora de los libros de Celia, una escritora republicana fundamental y Teresa León y su “Memoria de la melancolía”.
  • P-R: “Hay un silencio muy significativo durante toda la posguerra por parte de los padres y los abuelos. Un día le pregunté a mi padre,”¿ Papá, por qué ese silencio?. Su respuesta fue:
  • “Porque os queríamos mantener a salvo” Comprendí el apoliticismo formal donde nos criamos.”

 

Almudena Grandes:

  • Voy a arrancar de un punto de partida de casi todo lo que yo soy en la literatura y en la vida: un día del 72 o 73 en el que estaba en la cocina con mi madre.
  • Me gusta cocinar, es, junto con la literatura lo que más me gusta hacer
  • En mi infancia, el Hola era una revista muy glamurosa. Aquel día de mi infancia vi a una mujer nada glamurosa en la portada y pregunté a mi madre. Era Josefina Baker a la que mi abuela había visto bailar desnuda con una falda de plátanos. El desarreglo de descubrir que mi abuela eran más moderna que mi madre y que yo misma me llevó a querer saber y a escribir.
  • En filosofía nunca pasé de Descartes, aunque hoy parezca increíble, los planes de estudio de los chicos no eran los mismos que los de las chicas.
  • En las casas de mi infancia había fotos de gente que no conocíamos. Una ley del silencio no formulada los mantenía en el anonimato.
  • Para cada generación hay un asunto pendiente; el de la mía es la memoria.
  • La democracia española no ha sido capaz de producir una versión oficial de su propia historia.
  • En El Corazón Helado, me atrevo finalmente a escribir de frente sobre el tema de la memoria
  • Me enganché a la lectura de la historia contemporánea española. Lo que me importaba era comprender por qué yo creía que lo sabía todo y en realidad apenas sabía cuatro cosas de la historia contemporánea de España.
  • España es un país anómalo que a menudo ha circulado a contracorriente. Siempre hemos llegado demasiado pronto o demasiado tarde a todo.
  • España tiene la necesidad de construir un relato democrático de su memoria.
  • La democracia nació en España con una fragilidad congénita.
  • Yo no estoy de acuerdo con la equidistancia a la hora de analizar la Guerra Civil. Los dos bandos no se pueden equiparar moralmente.
  • La historia la escriben los vencedores, pero su versión no tiene porqué durar siempre.
  • Los valores de la república eran la única tradición de democracia que tenían los españoles.
  • No estoy segura de que existiera la tercera España. Yo no estoy incómoda en esta España, pero si alguien intentara dar un golpe de Estado, me alzaría inmediatamente en contra.
  • La literatura es decisiva para cambiar el mapa sentimental de un lector.
  • Yo no soy neutral, y debo decirlo para ser completamente honesta.
  • En España la resistencia duró treinta y siete años seguidos pero la democracia no ha sabido reconocerlos.
  • Los españoles pisamos un filón de héroes y villanos, historias terribles y maravillosas que nunca se han contado.
  • Yo siempre he escrito la misma historia. Tardé mucho en comprender que mis primeros cinco libros eran todo darle vueltas a lo mismo: los conflictos de mi generación. Porque las mujeres de mi generación somos más interesante que los hombres de mi generación.
  • Cada generación responde a las crisis de la época que le toca. Éramos la generación de españoles nacidos para la gloria. Cuando cumplí 40, vi que no; por eso escribí El Atlas de geografía humana.
  • Estoy en guerra conmigo misma; vivo entre el pesimismo de mi razón actual y el optimismo de mi naturaleza.